Aprender a orar cuando no sabes qué decir
- Holy Made
- 31 oct
- 3 Min. de lectura
Todavía recuerdo estar sentada en la iglesia de adolescente, escuchando a alguien orar en voz alta. Sus palabras fluían con una belleza casi poética, y pensé: «Jamás podría orar así». Cuando lo intentaba, mis oraciones sonaban torpes y breves. A veces no sabía qué decir, así que guardaba silencio. Si alguna vez te has sentido así, no estás solo. Mucha gente se pregunta cómo empezar a orar y si sus palabras son «suficientemente buenas».
La verdad es que la oración no se trata de palabras rebuscadas ni discursos elaborados. Se trata de la conexión con Dios. Analicemos qué es realmente la oración, por qué es importante y algunas maneras sencillas de empezar.
Desmintiendo el mito de que la oración tiene que ser perfecta
Una de las mayores ideas erróneas sobre la oración es que debe sonar elocuente para ser efectiva. Muchos imaginamos que Dios escucha con más atención cuando las palabras son largas, formales o profundamente teológicas. Pero las Escrituras nos muestran que eso no es cierto. La oración no se trata de impresionar a Dios, sino de ser sinceros ante Él.
De hecho, Jesús advirtió sobre el uso de frases vacías y repetitivas solo para aparentar espiritualidad: «Y al orar, no usen repeticiones sin sentido como los paganos, que piensan que por mucho hablar serán escuchados» (Mateo 6:7, NVI). Dios no mide la belleza de nuestras palabras; escucha lo que sentimos en el corazón.
Ejemplos bíblicos de oraciones sinceras
Si abres la Biblia, encontrarás innumerables oraciones sinceras, emotivas y sin artificios. David expresa su culpa en el Salmo 51: «Ten misericordia de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor… Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado» (Salmo 51:1-2, NVI). Es una oración cruda y vulnerable, pero profundamente poderosa.
El mismo Jesús nos dio un modelo de oración sencillo y directo. En Mateo 6:9-13, compartió lo que ahora llamamos el Padrenuestro, que comienza con las palabras: «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre» (NVI). Esta oración incluye alabanza, necesidades diarias, perdón y guía. Es breve, pero completa.
Estos ejemplos nos recuerdan que Dios valora la honestidad por encima de la perfección.
Diferentes tipos de oración
La oración puede adoptar muchas formas, y explorarlas puede ayudarte a encontrar la que te resulte más natural.
Acción de Gracias: Gratitud por lo que Dios ha hecho y por quién es Él.
Confesión: Admitir errores y pedir perdón.
Petición (Súplica): Presentar necesidades, esperanzas y deseos ante Dios.
Escuchar: Crear un espacio para estar en silencio y abierto a lo que Dios pueda imprimir en tu corazón.
Cuando te das cuenta de que la oración tiene diferentes dimensiones, deja de tratarse de un acto de fe y pasa a tratarse de una relación.
Formas sencillas de empezar
Si estás empezando a aprender a orar, comienza con algo pequeño y práctico:
Escribir un diario: Anota tus oraciones como si fueran una carta a Dios. Esto te ayudará a organizar tus pensamientos y hará que la oración se sienta más tangible.
Paseos de oración: Salga a caminar y hable con Dios mientras camina. La naturaleza suele facilitar la reflexión y la expresión libre.
Usando las Escrituras: Ora con los pasajes, adaptándolos a tus propias palabras. Por ejemplo, al leer el Salmo 23, podrías decir: «Señor, gracias por ser mi pastor hoy. Ayúdame a confiar en Ti para que guíes mis pasos».
Cada una de estas prácticas evita que la oración resulte intimidante y te recuerda que Dios te acoge tal como eres.
Reflexiones finales
Si alguna vez la oración te ha parecido abrumadora o inalcanzable, recuerda esto: no tiene que ser perfecta para ser poderosa. A Dios le interesa más tu honestidad que tu elocuencia. Empieza poco a poco, apóyate en las Escrituras y deja que la oración se convierta en un ritmo que se sienta como una conversación con un amigo de confianza.
La próxima vez que no sepas qué decir, simplemente comienza con lo que sientes, aunque solo sea: “Dios, te necesito”. Con el tiempo, descubrirás que la oración deja de ser una tarea para convertirse en un salvavidas.
Si esto te ha animado, considera compartirlo con algún amigo que tenga dificultades para orar, o deja un comentario sobre lo que te ayuda a mantenerte conectado con Dios en tu vida diaria.
Santo Hecho
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Las citas bíblicas se han tomado de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® (NVI®). Copyright © 1973, 1978, 1984, 2011 por Biblica, Inc.™ Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.



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